10.11.10

Ciudad Juárez: El puesto de avanzada



Qué pena que para vivir en estos tiempos uno tenga que estar dispuesto a vivir como una bestia. Quien quiera vivir, no puede vivir en una casa con luz en las ventanas. Tiene que vivir en un agujero y esconderse durante el día. Uno tiene que vivir sin dejar huella de su vida. A eso hemos llegado.
John Maxwell Coetzee

Llegué a Juárez, con los ojos bien abiertos, los oídos atentos y de algún modo (si tal cosa es posible) preparado. Y sin embargo he de decir que fue demasiado. Distintas voces, atrapadas al vuelo, me dijeron durante esos días que la ciudad, antes conocida como Paso del Norte, se muere a pequeñas cuotas, que hasta el clima se espantó y el sol no quiere salir en verano; que en síntesis, Ciudad Juárez es el epicentro de la barbarie. Pero también deslumbra la vitalidad de la gente y el redescubrimiento de los pequeños gestos y las pequeñas cosas que entrañan el deseo liso y llano de vivir.
Esto es perceptible de manera especial en los jóvenes a quienes va dirigida buena parte de la violencia y la impunidad que reina en la ciudad. Pero no sólo ahí, en las dos últimas semanas de octubre murieron en México, más de 40, quizá 50 jóvenes en episodios que comparten patrones de violencia. En Tepic, Ciudad Juárez, Tijuana y en el Distrito Federal sólo es necesario ser joven, estar en una fiesta, en centros de rehabilitación de adicciones o simplemente platicar con amigos en la calle para ser blanco de comandos ilegales o policíacos. Es algo que se presenta como una campaña de “limpieza social” según fue señalado por el especialista Carlos Fazio. Al igual que este periodista charrúa-mexicano, muchos otros nos encontrábamos a punto de participar en el “Foro internacional contra la militarización y la violencia: Por una cultura diferente”, cuando las balas de alto poder de la policía fueron utilizadas para atacar la realización misma de la reunión, mientras ponían al borde de la muerte a un joven y combativo luchador social de Ciudad Juárez, Darío Álvarez, adherente a la Otra Campaña, iniciativa lanzada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Después de muchos meses de preparativos, de enfrentar al miedo y el aislamiento mediático, los compañeros del Frente Plural Ciudadano de esa ciudad estaban listos para la coordinación de mesas de trabajo, ponencias, talleres y proyecciones de cine. La primera actividad del foro era la realización de la “11ava kaminata contra la muerte”, en protesta por la matanza de 14 personas en un fraccionamiento de la colonia Horizontes del Sur el pasado viernes 22 de octubre.
Sin embargo, cuando la protesta pacífica pasaba frente a las oficinas del Partido Revolucionario Institucional y algunos asistentes realizaban pintas en las paredes, los policías federales se acercaron a la retaguardia del contingente. Los compañeros optaron por ingresar a las instalaciones del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, donde comenzaría el Foro. En ese momento los Federales descendieron de sus vehículos y comenzaron a disparar. El compañero José Darío Álvarez recibió un impacto de bala de alto calibre por la espalda, cuando se encontraba ya dentro de las instalaciones de la Universidad, lo cual constituye además, una flagrante violación a la autonomía universitaria. Testimonios posteriores refieren que todavía un policía intentó arrastrarlo fuera de la Universidad. La respuesta de las compañeras y compañeros resultó clave: mientras una compañera cubría a Darío con su cuerpo, otr@s más repelieron a la policía. A pesar de la gravedad de la herida (una cavidad de 10 cm.), Darío salvó la vida y sigue luchando mientras se recupera en el hospital.
A partir de lo acontecido, el Foro se realizó con una sensible disminución de la asistencia proyectada. El objetivo de la reunión era propiciar la reflexión y la articulación de sectores que nos oponemos al estado de excepción y la militarización en México. En ese sentido, el planteamiento del Frente Plural Ciudadano de Ciudad Juárez es muy claro e incluye tres puntos: Que el ejército mexicano regrese a los cuarteles, que la Policía Federal se retire de Ciudad Juárez y que Felipe Calderón Hinojosa renuncie al cargo de Jefe del Ejecutivo Federal. Con lo ocurrido en Juárez, sólo se corrobora que estas demandas además de legítimas, se deben generalizar a todo el país.
Durante la gestión de este presidente que representa a la derecha neoliberal y que ha sido asesorado por su amigo Álvaro Uribe Vélez, en Ciudad Juárez han muerto oficialmente, más de 7, 000 personas y hay alrededor de 10, 000 niños y niñas que han quedado huérfanos. Se calcula que han sido abandonados 100, 000 negocios y que hay 10, 000 casas igualmente vacías por el éxodo de personas presas del terror.
En Juárez, las fronteras entre el análisis, las vivencias y la participación política, quedan rebasadas por la realidad. Ciudad Juárez es el resultado de un proceso histórico del que formamos parte todos, en cualquier lado de las fronteras, desde los centros y las nuevas periferias, desde la explotación y el consumo. Ciudad Juárez es el puesto de avanzada de esta fase terminal y asesina del capitalismo, en donde la dinámica de violencia del narcotráfico sólo es una expresión más transparente del comportamiento “natural” del mercado y como ocurre en el resto de México, a los ojos de los gobernantes y de los grandes empresarios, la mayor parte de la población no somos sino seres desechables, superfluos e invisibles.