26.11.07

Todos los túneles (fragmento)



Todos los túneles que somos nos vamos
arrastrando las llagas que formen la lejanía
Si supiéramos cantar como los vidrios que hieren la carne
como las astillas de acero que inutilizan los ojos
Si mis dedos se agrandaran por la noche
Si todas las trampas del cosmos hubieran tronado ya.

Jaime Acosta Teixeiro

5.9.07

Suicidante


La desesperación de un migrante rumano y la frustración de encontrar una mejor vida en España( y de no poder volver a la anterior) lo hizo cruzar la línea y, ante su familia, rociarse de gasolina y rechazar el limbo en que se vió atrapado.

20.8.07

La desaparición de una familia/Juan Luis Martínez



1.- Antes que su hija de 5 años
se extraviara entre el comedor y la cocina
él le había advertido: "-Esta casa no es grande ni pequeña,
pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta
y de ésta vida al fin, habrás perdido toda esperanza"

2.- Antes que su hijo de 10 años se extraviara
entre la sala de baño y el cuarto de los juguetes,
él le había advertido: "-Esta, la casa en que vives,
no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello
y ancha tal vez como la aurora,
pero al menor descuido olvidarás las señales de ruta
y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

3.- Antes que "Musch" y "Gurba", los gatos de la casa,
desaparecieran en el living
entre unos almohadones y un Buddha de porcelana,
él les había advertido:
"-Esta casa que hemos compartido durante tantos años
es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo,
pero, estad vigilantes
porque al menor descuido confundiréis las señales de ruta
y de esta vida al fin, habréis perdido toda esperanza".

4.- Antes que "Sogol", su pequeño fox-terrier, desapareciera
en el séptimo peldaño de la escalera hacia el 2º piso,
él le había dicho: "-Cuidado viejo camarada mío,
por las ventanas de esta casa entra el tiempo,
por las puertas sale el espacio;
al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta
y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".

5.- Ese último día, antes que él mismo se extraviara
entre el desayuno y la hora del té,
advirtió para sus adentros:
"-Ahora que el tiempo se ha muerto
y el espacio agoniza en la cama de mi mujer,
desearía decir a los próximos que vienen,
que en esta casa miserable
nunca hubo ruta ni señal alguna
y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza".

3.8.07

El apocalipsis según Vallejo

Fotografía: D.B.R

“Esta Facultad es un desastre, esta Universidad es un desastre, esta ciudad es un desastre, este país es un desastre, este mundo es un desastre, y este desastre se está convirtiendo en un infierno. Con el calentamiento planetario, este infierno sí que se va a poner bueno. Les va a tocar a ustedes, a mí no porque ya voy de salida de esto. A ustedes y a sus hijos —si tienen la mala ocurrencia de sacarlos de la paz de la nada donde están tranquilos y traerlos al horror de esta vida—”. Éstas fueron las primeras palabras que escucharon los asistentes a la presentación del más reciente libro del autor colombiano Fernando Vallejo. Previo a éstas, lo que escuchó la concurrencia fueron sólo ladridos emitidos por una docena de perros que arribaron al Aula Magna de la Facultad, conducidos por personas que vestían playeras con la leyenda “Animales Desamparados A. C.”
Este inusual comienzo prefiguró lo que sería tan sólo un adelanto de su nueva novela: La puta de Babilonia. El autor de novelas como El desbarrancadero, Los caminos de Roma y La Virgen de los sicarios advirtió que no venía a promover un libro, sino a defender una causa, “la mía, la de los pobres animales que son mi prójimo, entendiendo por animales los superiores, los vertebrados superiores y las cuatro mil seiscientas especies de mamíferos que hoy pueblan la tierra”.

La hoguera de la paridera
La visión apocalíptica del futuro, anclada en el crecimiento demográfico, encontró responsables en la voz del escritor colombiano. Expuesto en términos un tanto malthusianos, el arribo de un futuro de hacinamiento tendría que ver con el papel desempeñado históricamente por la Iglesia católica. Aquellos abocados a promover la reproducción de la especie, realizando campañas contra los métodos anticonceptivos, limitando la sexualidad a la procreación, serían —en palabras de Vallejo— los azuzadores de la hoguera demográfica. En particular Karol Wojtyla, “el papa más dañino”, quien viajó clamando por nuevos feligreses en las favelas, las poblaciones, las ciudades perdidas y las villas miseria del tercer mundo.
“La vida es un desastre y no tiene ninguna razón de seguir, pero la vida que está aquí hay que respetarla, y también a las vacas hay que respetarlas. Alguien en esta sociedad lo tiene que decir, y a mí me toca el papel del villano, de decir las cosas desagradables. Nadie escoge su miserable destino

La ramera de Babilonia
“Tenemos 1700 años de atropellos de la Iglesia cristiana, desde que una de sus sectas —llamada católica— se subió en el carro de la victoria del emperador Constantino (un genocida) y pasó de la perseguida que dice que era, a perseguidora: y empezó a perseguir y en grande”. En esta transición, los albigenses (o cátaros, religiosos cristianos de carácter y origen gnóstico maniqueísta que se propagaron por Europa Occidental entre los siglos X y XIII, recusantes de la Iglesia católica por su forma de jerarquizar a los obispos y papas) la comenzaron a llamar “la ramera de Babilonia”. Haciendo un recuento de la actuación de la Iglesia, Vallejo recordó las persecuciones emprendidas contra judíos y musulmanes y todos aquellos que le sonaron a “herejes” a lo largo de la historia, o su empeño y dedicación en genocidios como el de los nativos americanos en tiempos de la conquista. Así, además de criminalizarla, el colombiano hizo alusión al asentamiento de la institución religiosa sobre “mentiras, falsificaciones y calumnias”. La principal de éstas tendría que ver con la elaboración del Nuevo Testamento y en particular con la invención de “un” Cristo siendo que, en los primeros siglos, la pluralidad de “cristos” era tan grande como el número de vertientes que existían entre apostólicas, gnósticas, judías, judeizantes, helenísticas, etc., y siendo además que en los mismos Evangelios del Nuevo Testamento canónico podríamos encontrar al menos tres de ellos, muy diferenciados entre sí.
Por otro lado, estableciendo diferencias entre los personajes de adoración religiosa, señaló que, a diferencia de Cristo, Mahoma si existió y fue “un asesino, un vil contratador de sicarios […], creador de la yihad, que quinientos años después la Iglesia le copió bajo Urbano II”.

El quiebre de las imposturas
“Yo si creo en dios, lo que pasa es que es un monstruo. Porque siendo todopoderoso —pudiendo hacer esto bien— hizo esta chambonada de mundo. Nos impuso el dolor, la enfermedad y la muerte, y nos llenó de ciclones, tsunamis, terremotos, SIDA, tuberculosis, y de PRI, PAN y PRD”. Cuestionó los niveles de la miseria humana, afirmando que “la cosa va más allá de una revolución social entre ricos y pobres: este planeta está poblado de seres vivos que viven y mueren en el horror. Y siempre fue así, pero no en el grado en que es ahora”. Reprochando todavía más las farsas de la moral cristiana, y apuntando las líneas desde las que elaboró su última novela, afirmó: “Si no hay nada nuevo bajo el sol —como dice el Eclesiastés—, ¿entonces la bomba atómica qué? ¿Eso no fue nada novedoso? Pero hay más cosas novedosas: que por primera vez una especie, la nuestra, puede separar el sexo de la reproducción. El sexo es inocente mientras no esté destinado de manera forzada a propagar la vida, porque entonces sí se convierte en el crimen máximo”.

Reseña para el Metate,periódico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, con la colaboración de Camila Joselevich

1.8.07

Chile Actual ¿modelo de qué?



Chile Actual, ¿modelo de qué?

Chile Actual, proviene de la fertilidad de un “ménage a trois”, es la materialización de una cópula incesante entre militares, intelectuales neoliberales y empresarios nacionales o trasnacionales. Coito de diecisiete años que produjo una sociedad donde lo social es construido como natural y donde (hasta ahora) sólo hay paulatinos ajustes.


Tomás Moulian, Chile Actual. Anatomía de un mito
I

Las líneas anteriores provienen de una de los intentos más lúcidos y a la vez honestos por comprender el proceso chileno pos dictatorial. El libro de Tomás Moulian, publicado en 1997 trataba de dar cuenta del recorrido de la sociedad chilena, desde la Unidad Popular, pasando por la dictadura pinochetista, el triunfo del “NO” en el plebiscito revocatorio al mandato de Pinochet, hasta llegar al triunfo de la Concertación de Partidos por la Democracia con los gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz Tagle. Moulian, militante del PC chileno, trató de develar la manera como el modelo posterior al régimen de Pinochet se basó en la superposición de las variables macroeconómicas y de una “exitosa” transición a la democracia por encima de una sociedad compulsiva de olvido y en una frenética marcha hacia el futuro.

Es desde esa matriz inalterada, de acuerdos entre militares, “pensadores” neoliberales y empresarios de donde debemos partir en el análisis. El otro elemento que podemos agregar es el de la participación, cada vez más activa y consciente en dicho modelo, de algunos sectores de lo que se ha dado en llamar la Concertación de Partidos por la Democracia.1 Esta alianza de partidos agrupa al Partido Socialista, la Democracia Cristiana, al Partido por la Democracia, Partido Radical Social Demócrata, entre otros. A los gobiernos iniciales de Patricio Aylwin y Eduardo Frei Montalva, ambos de la Democracia Cristiana, siguió el de Ricardo Lagos del Partido Socialista. Durante esos tres gobiernos fue perceptible que las prioridades gubernamentales de la transición a la democracia se fueron alterando. De la tríada inicial basada en la consolidación del régimen democrático, el crecimiento económico con equidad, y el juicio de los crímenes de la dictadura; se pasó a la priorización de la durabilidad del régimen.2

Es así que, en términos cronológicos, la Concertación ha logrado superar, con el triunfo de Michelle Bachelet, los 17 años de dictadura pinochetista. En ese lapso los gobiernos de la Concertación no han hecho sino administrar el modelo económico heredado por la dictadura y explotar alegremente el “milagro chileno” para atraer inversiones y en términos diplomáticos, obtener la presidencia de la OEA. De ese modo Chile marca distancia respecto al carácter “tropical” de otros países de la región, retomando su vieja consigna de ser los ingleses de Latinoamérica. Sin tantos escándalos de corrupción3, estallidos sociales4 e inestabilidad económica, la meta del gobierno chileno sería equipararse en cosa de algunos años con España y Portugal.5

El capital político de la Concertación es el de establecer que los partidos opositores de derecha, Renovación Nacional y Unión Democrática Independiente , guardan relación con la dictadura y en particular con Pinochet; a la vez que en los hechos se tiende a difuminar la relación entre la Concertación, y en particular del Partido Socialista, con la herencia histórica e ideológica del gobierno de la Unidad Popular.6 Es decir que utilizan un discurso político aparentemente neutro que les permite aparecer como enemigos de la derecha y en particular del pasado de la dictadura , y por el otro marcar distancia de un pasado (la Unidad Popular) aun no resuelto y que aparece en el imaginario como un periodo de caos.

Por su parte, los candidatos de la derecha tienen bien claro que en lo sucesivo, y en especial después de la muerte de Pinochet, dicho discurso de la Concertación tenderá a perder sentido. De hecho, ya comienzan a expresarse en términos de una necesaria alternancia política que finalice con lo que serán al concluir el periodo de Bachelet, más de veinte años de gobiernos concertacionistas. De ese modo, Chile se encuentra en la antesala de una democracia bipartidista carente de propuestas ideológicas diferenciadas. Con ello se promoverá que la discusión entre los partidos se centre, ahora sí, a partir de la mayor o menor eficacia en la administración del gobierno



El gobierno actual


Este programa procura responder a la demanda ciudadana de entrar a una nueva fase en nuestro desarrollo. Luego de quince años de un exitoso proceso de consolidación de una democracia sin apellidos, de un crecimiento económico que duplica en su tasa anual al del gobierno de Pinochet y de una reducción notable de la pobreza, se hace necesario pasar a una nueva etapa. Michelle Bachelet
. 7

II

La figura de Michelle Bachelet apareció en la escena política llevando consigo una fuerte carga simbólica. Su padre, Alberto Bachelet había sido uno de los militares leales a Salvador Allende y por ello fue llevado preso a la isla Dawson. Allí, cerca del Polo Sur fue vejado y conducido a la muerte por sus antiguos subalternos. Al igual que su padre, Bachelet fue detenida y torturada, para ser finalmente exiliada a la República Democrática Alemana. Aparte de eso, su campaña consistió en dar una imagen de cercanía con la mujer chilena “de a pie”. Finalmente, la posibilidad de ser la primera presidenta de Chile sugería cierta noción de progreso, si consideramos el carácter particularmente conservador de la sociedad chilena.8

Ya como presidenta, Bachelet ha mantenido la distancia habitual de la Concertación respecto al proceso sudamericano. Salvo un breve acercamiento con Evo Morales por los conflictos territoriales con Bolivia, ha quedado de manifiesto que Bachelet se siente más cómoda interactuando con Bush, Calderón o Angela Merkel. Es por ello que se ha generado la idea de que Chile representa una especie de alternativa a los gobiernos encabezados por Evo Morales, Hugo Chávez, Tabaré Vázquez, etc. Y es por eso que en México es recurrente escuchar que los más “ilustres” analistas invoquen el ejemplo chileno. El argumento es que la izquierda chilena es progresista, moderna y eficiente, a diferencia de otras expresiones latinoamericanas que son vistas como depositarias de prácticas y discursos obsoletos. En la lógica de estos intelectuales se trataría pues, de situarse del lado del espectro en donde se asimila al libre mercado como condición sine qua non de la democracia y en donde las reformas estructurales, solicitadas por los organismos internacionales, son aceptadas sin objeciones.

III


“Tengo el alma, Señor, adolorida
por unas penas que no tienen nombre
y no me culpes ,no, porque te pida
otra patria, otro siglo, y otros hombres”
Alberto Bachelet, Isla Dawson 1974


Tuve la posibilidad de estar en Chile, justo en los días de la elección presidencial. Me sorprendió estar en el Estadio Nacional donde junto a miles de chilenos Víctor Jara fue torturado y finalmente asesinado. En ese mismo lugar, periódicamente se llevan a cabo votaciones. Esta es la imagen que recupero de la democracia chilena, se sitúa encima de los crímenes de la dictadura y tiene como piso la impunidad y el olvido. Es cierto, el carácter pactado de la “transición a la democracia en Chile supuso una serie de amarres que impedían castigar los crímenes de la dictadura y realizar modificaciones importantes a la Constitución, redactada por los militares en 1980. Pero los amarres constitucionales se han ido aflojando, y el cuerpo maniatado y amordazado del Chile actual emerge aplastado, desfigurado, partido. Debajo de los amarres flojos, aparecen otros nuevos amarres, mucho más sofisticados, son las mordazas livianas del neoliberalismo inoculado a generaciones enteras de chilenos y chilenas.

Es en ese sentido que Chile me pareció en efecto como una imagen de futuro para México. Un futuro donde la participación política se reduce al ámbito de lo electoral y lo electoral no pasa de ser una mera simulación de contienda entre los partidos que aparte de disputarse el poder no tienen demasiadas diferencias programáticas. Y en donde los movimientos sociales se desplazan en los márgenes de la ilegalidad impuesta por los aparatos jurídicos. De ese modo, la Concertación de Partidos por la Democracia y sus seguidores que deambulan en la geometría del poder parecen readaptar aquel último discurso de Allende a los tiempos que corren. Así, más temprano que tarde se abrirán los grandes malls por donde los desafectos consumidores se instalan como espectadores de una realidad donde han dejado de ser los constructores de su historia.


Mayo 2007


Referencias

Moulian Tomás, Chile Actual-Anatomía de un mito, LOM, Santiago, 2002

Hopenhayn Martin, Ni apocalípticos ni integrados, FCE, Santiago 1995

Witker Alejandro, Chile: Sociedad y política, UNAM, 1978

Salazar Gabriel, Historia Contemporánea de Chile, Tomo I “Estado, legitimidad, ciudadanía”, Santiago 1999.

www.lanacion.com.cl

Publicado en la revista Independiente "Palabras Pendientes"

Aterroricemos México


Stencil realizado por la ASARO (Asamblea de artistas revolucionarios de Oaxaca)

Desde hace un par de meses aparece en la televisión, a cualquier hora del día, un comercial. Éste forma parte de la propaganda que impulsa una campaña gubernamental denominada "Limpiemos México", y que a su vez se inscribe dentro de la Estrategia Nacional de Seguridad. En dicho promocional, mediante una sucesión rápida de imágenes, se establece una igualmente rápida y burda exposición sobre cómo se articulan la delincuencia, las adicciones, la inseguridad pública y la manera como impactan en la sociedad. Lo anterior sólo plantea la continuación de las medidas tomadas por el gobierno de la República que está por cumplir un año. Así, a la aparición de Felipe Calderón ataviado con uniforme de militar y a las muestras de fuerza en el norte del país, (en donde además de la captura de algún narcotraficante fue asesinada por "error" una familia y en el estado de Michoacán la tropa abusó sexualmente de unas adolescentes), le sigue un nuevo objetivo. Éste es el de sentar las bases a través del bombardeo mediático, y la aterrorización de la población, de la legitimación de una especie de estado de excepción focalizado. Si bien éste no es un fenómeno nuevo, sobran precedentes históricos, en el presente existen condiciones que se podrían combinar para hacer que, más que nunca, las garantías más elementales de la población sean amenazadas. Entre éstas podemos mencionar el que contamos con una "pléyade" de personajes en puestos de gobierno que en el pasado ya han dado señas de optar por la utilización de la fuerza. Los nombres: Francisco Ramírez Acuña, Enrique Peña Nieto, Ulises Ruiz Ortiz and last but not least el promotor de la tolerancia cero y defensor del programa "mochila segura": Marcelo Ebrard Casaubon, entre otros. Aunque los gobernantes mencionados pertenecen a distintos partidos y tendencias políticas, procuran ofrecer como paliativo a la sensación de incertidumbre que cunde en la sociedad el mismo remedio: obsesivas y circulares campañas contra la inseguridad. Otra señal de verdadera alarma podría ser el que en el año pasado, quizá como no había sucedido desde hace tres décadas, la violación de los derechos humanos se volvió una práctica común, avalada por los medios de comunicación e incluso por importantes sectores de la población. A la aparentemente insuperable ignominia de Sicartsa siguieron Atenco y Oaxaca. Los organismos oficiales de derechos humanos oscilaron entre la denuncia de estos casos y el papel que tuvieron en las indagaciones de la muerte de Ernestina Ascencio o bien en torno a la despenalización de la interrupción del embarazo.
Pero volvamos al programa que se propone "ganar la guerra contra los enemigos de México". En él se destacan tres acciones principales: la recuperación de espacios públicos con la construcción de canchas deportivas; el denominado programa Escuela Segura que además de la revisión de las pertenencias, requiere del monitoreo y revisión permanente del estado de salud de los alumnos (léase antidoping) “todo, en los casos que los papás autoricen, desde luego” ; y finalmente el Programa Nacional contra las adicciones, que contempla la puesta en marcha de 300 clínicas en el país para la atención de adicciones. Ahora bien, ante un escenario como este, tendrían que comenzar a surgir voces que aporten mayor claridad. Se me ocurre que no sea el de, junto con el coro, enumerar las calamidades que aquejan a la sociedad mexicana. Sino detener la inercia a la que es redituable las salidas fáciles pero costosas, de la "mano dura".

Artículo publicado en el periódico Metate de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.