4.1.08

04 enero (revisitado)

La partida está siempre cerca; sólo que ahora es más evidente. El frío de los días entume lo que se sabe por cierto: que aún con la novedad de lo que viene, no resultará, nada de lo que pase, demasiado desconocido. Lo que sucede es como uno de esos juguetes de colores que difícilmente se acomodan, pero que igual acomodan, mal, mejor, pero que encuentran a su vez una continuidad, igualmente vacía de armonía. Esto, por supuesto contiene a la vez, el bagaje de muchas otras oportunidades de acomodar el juego, hasta ahora siempre frustradas, abigarradas, para bien o para mal. Desde hace tiempo no nos acompaña ese candor, la ingenuidad que se pierde con los años, sólo espero cosas menos peores, mejor acomodadas desde lo pequeño, desde lo predecible, pero aún así el color y la luz suelen alumbrar los pasos, las decisiones y los inobjetables tropiezos para seguir lo que vendrá.